Un reciente estudio publicado en Science Advances ha revelado un hallazgo fascinante: el polvo del Sahara, que regularmente llega a México, tiene un papel crucial en la dinámica de los ciclones tropicales. Este polvo puede incrementar las lluvias y, al mismo tiempo, detener la formación de huracanes, dependiendo de la cantidad de polvo presente en la atmósfera.
Utilizando el modelo de inteligencia artificial XGBoost, combinado con datos meteorológicos recolectados durante 19 años, los investigadores encontraron que la cantidad de polvo en la atmósfera, medida como profundidad óptica del polvo (DOD), es fundamental para predecir las lluvias de los ciclones y la formación de huracanes.
Los resultados mostraron que, cuando la DOD es de 0.06, la cantidad de lluvia alcanza su máximo. Sin embargo, si la DOD aumenta, la cantidad de lluvia disminuye rápidamente. Esto se debe a que los niveles medios de polvo actúan como núcleos de condensación, mientras que los niveles altos de polvo bloquean la radiación solar, enfriando la superficie del océano y reduciendo la formación de lluvias.
Los niveles de visibilidad según la DOD varían: con DOD 0.01-0.03 la atmósfera está bastante clara, similar a un día con poca contaminación en la ciudad; con DOD 0.04-0.06, hay un aumento moderado de partículas de polvo, comparable a un día con polvo visible en el aire, pero no tan denso como una tormenta de polvo; y con DOD > 0.06, hay una alta concentración de polvo, similar a lo que se observa durante una tormenta de polvo intensa o en regiones desérticas en días ventosos.
